No guardes la paz . No me descuides, pero toma nota de mi gran peligro y miseria, y deja que mi sentencia salga de tu presencia, Salmo 17:2 . No tardes en pronunciarte sobre la apelación que se te ha hecho. Oh Dios de mi alabanza, autor y autor de todas mis alabanzas; en quien me glorío, y no en mi sabiduría ni en mi fuerza; que me has dado siempre ocasión de alabarte; a quien alabé, y alabaré en mi vida, y espero alabar por toda la eternidad.

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