Porque tú, oh Dios, has escuchado mis votos Mis fervientes oraciones, acompañadas de votos y promesas, como era habitual, especialmente en casos de gran peligro o dificultad. Tú te has fijado en ellos; los has aceptado, porque fueron hechos con sinceridad, y te has complacido en ellos. Siempre debemos recordar que Dios es testigo de todos nuestros votos, todos nuestros buenos propósitos y solemnes promesas de nueva obediencia. Él lleva un registro de ellos, lo que debería ser una razón suficiente para nosotros (como lo fue con David aquí) por qué debemos cumplir nuestros votos. Porque el que oye los votos que hacemos, nos hará saber de él si no se cumplen. Me has dado la heredad , etc. Me has repartido mi porción con y entre los que te temen y te adoran, que son los excelentesunos, en quienes está todo mi deleite , y por eso debo reconocerlo para tu alabanza, que tengo una buena herencia. Tú me has concedido esta singular misericordia para vivir en tu tierra, disfrutar de tu presencia y adorar en tu tabernáculo; que es la herencia que todos los que te temen, valoran y desean sobre todas las cosas.

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