Dad al Señor, oh linajes del pueblo, oh pueblo, de cualquier familia que vengáis, o, oh naciones del mundo, dad al Señor gloria y poder. Dad a Jehová esa incomparable majestad, dominio y autoridad supremo, que has estado acostumbrado a dar a tus dioses imaginarios. Dad al Señor la gloria debida a su nombre Renunciando a todos vuestros ídolos, reconociendo a Jehová solo como el rey omnipotente de todo el mundo, y honrándolo a la excelencia de su majestad. Trae una ofrenda y entra en sus atriosLos patios de su casa. Tráele una oblación, en señal de tu sujeción a él; y adoradle con humildad en su templo. Habla del culto del Nuevo Testamento bajo las expresiones del culto judío, como lo hacen los profetas en otros lugares: ver Malaquías 1:11 . Adorad al Señor. Venid y postraos ante el Señor, en la hermosura de la santidad, en su santuario , donde ha fijado su gloriosa morada entre nosotros; o, más bien, estar vestido con todos esos ornamentos santos, esos dones y gracias, que son necesarios y requeridos en la adoración de Dios. Miedo ante él, toda la tierra Que todo el pueblo se acerque a su presencia con temor santo y reverencia sagrada, con temor y temor de ofender a su soberano Señor y Rey.

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