Nabal respondió a los sirvientes de David: la respuesta de Nabal fue agradable a su carácter, grosero y hosco, una fuerte imagen de brutalidad sin gobierno y muy natural para esa insolencia que la riqueza es demasiado apta para infundir en espíritus indisciplinados. Había aprendido a fondo el estilo despectivo de Saúl; ¿Quién es el hijo de Isaí? Tampoco podría arrojarse un reproche más atroz sobre un hombre bien nacido, educado e inocente, que en estas palabras, hay muchos sirvientes, etc. como implica aquellos crímenes por los cuales los malos servidores se vuelven fugitivos de sus amos.

REFLEXIONES.— Tenemos aquí un relato de Nabal, su familia y circunstancias. Provenía de un linaje noble, el distinguido Caleb; pero, como muchos otros, se convirtió en el reproche de sus antepasados: un hombre, en verdad, de vasta riqueza, que lo hizo grande a los ojos de los hombres; pero de un espíritu mezquino y pequeño; y, como suelen ser los espíritus mezquinos, insolentes, groseros y autoritarios. Su esposa tenía un carácter inverso al suyo; su nombre Abigail, la alegría de su padre: una mujer de excelente entendimiento, generosa en su temperamento, y no más adornada por los logros de su persona que por las bellezas de su mente.

Nota; (1.) Los mayores dones de este mundo a menudo los poseen aquellos que no tienen ni sabiduría ni gracia para mejorarlos. (2.) Muchas esposas, como Abigail, están condenadas, por padres inhumanos, por una gran propiedad, a llevar el yugo de tal Nabal. ¡Pero qué poca felicidad se puede esperar de tal unión!

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