Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado? Houbigant observa muy justamente que Samuel no se queja de la mujer, sino de Saúl, por inquietarlo; de donde parece claro, que Samuel no fue levantado por sus artes mágicas, sino por la voluntad de Dios. La inquietud de Samuel surgió claramente de la impenitencia endurecida de Saúl en el camino de la religión. Fue esto lo que lo afligió y lo provocó ; y así debería traducirse: ¿Por qué me has provocado, para hacerme levantar? ¿Por qué me preguntas, ya que el Señor se ha apartado de ti?Pero, ¿es probable, dicen algunos, que Dios, que se había negado a responder a Saúl por todos los métodos habituales, para satisfacerlo, levantaría a Samuel para que le informara de su destino? Respondemos: Yo. Que Saúl no había consultado a Dios por Urim ni por profetas; porque el Urim estaba con David; y probablemente no había ningún profeta vivo entonces, a quien Dios se comunicó por visión, o por su profeta; y que en los métodos que había empleado, se había comportado hipócritamente y sin una correcta impresión de religión.

II. Respondemos que Saúl, en peligro y ansioso por el evento, se dirige a una Pitonisa para ayudarlo con sus encantamientos y para invocar el espíritu de Samuel; pero antes de que ella articule una palabra de sus hechizos o hechizos, el profeta interviene, la asusta y pronuncia la condenación de Saúl; y ella misma es testigo de la verdad de su apariencia. Dios no está tan atado a sus propias instituciones, que no pueda en ningún momento apartarse de ellas. Que Dios se manifieste por medio de sus profetas, para alentar o aprobar lo que él mismo había prohibido, es ciertamente muy improbable o, para hablar más justamente, muy absurdo de suponer. Pero que se interponga para reprender esa práctica, es perfectamente compatible con todas nuestras ideas de sus perfecciones.

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