¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Oprimida por el dolor y abrumada por la vergüenza, Tamar fue a la casa de su hermano Absalón, quien, al ver su confusión y angustia, comprendió fácilmente la causa y le preguntó si su hermano Amnón había estado con ella; cubriendo la grave herida que sospechaba, bajo el velo de la frase más decente y distante que pudiera insinuar sus sospechas; y, como si todo esto no hubiera bastado para evitar que se ruborizara y hacerle ver que él comprendía su angustia, la detuvo en seco para que no intentara ninguna respuesta: pero guarda silencio, hermana mía; es tu hermano: no hagas caso de esto.Sin embargo, como todo lo que pudo decir no pudo remediar el mal, tampoco pudo aliviarlo; lo cual parece suficientemente implícito en lo que se agrega, Así que Tamar quedó desolada en la casa de su hermano Absalón. Con toda probabilidad ella continuó así toda su vida, soltera y sin pareja; y Amnón tuvo el horror de reflexionar que, por un momento vil y brutal indulgencia, había hecho que su pariente más cercana, una hermana amable e inocente, se sintiera miserable hasta el último momento de su vida.

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