Y un centenar de frutas de verano. Estas frutas de verano, según la LXX, eran dátiles; pero la opinión más común es que eran higos; que, al parecer, era también de la paráfrasis caldea. Grocio, sin embargo, supone que la palabra original קיצ kaiits, significa el fruto de los árboles en general. El autor de las Observaciones parece mostrar que no podrían haber sido ninguno de estos. "Pero cuando descubro", dice, "que las sandías crecen espontáneamente en estos países cálidos, son aprovechadas por los árabes de Tierra Santa en verano,en lugar de agua, para saciar su sed, y se compran como de mayor utilidad para los viajeros en desiertos sedientos; y que los pepinos todavía se usan mucho en ese país, para mitigar el calor: me inclino fuertemente a creer que estas frutas de verano no eran el producto de los árboles, sino de esta clase de hierbas, que se arrastran por el suelo, y producen frutos de una humedad refrescante y muy grandes en proporción al tamaño de la planta. "Los pepinos se comieron en Galilea a finales de mayo por el Dr.

Pococke, se había detenido en una carpa árabe, donde, nos cuenta, le prepararon huevos y leche agria, cortándole pepinos crudos , como dieta refrescante en esa estación, que encontró muy caliente. Los pepinos continúan en Alepo hasta finales de julio, y se llevan de nuevo al mercado en septiembre y octubre, y son contemporáneos de las uvas y las aceitunas, así como de los frijoles y las lentejas. Ver Jeremias 10:12. El Dr. Russell también nos dice que la calabaza llega a fines de septiembre y continúa todo el año; pero que el bombeo en forma de naranja es más común en los meses de verano. De uno u otro de estos tipos de frutas, creo que el escritor sagrado diseñado para que se entienda aquí que habla: son todos, más o menos, de tamaño considerable, y aptos para personas que tienen que viajar a través de un desierto seco en el última parte de la primavera, cuando el clima se vuelve más caluroso, como lo encontró el obispo Pococke. Si se permite esto, parecerá que se les llamó frutas de verano porque se comen para calmar los calores del verano, y no porque se secan en el verano, como imagina Vatablus; ver Observaciones, p. 205.

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