Y David se enojó, más bien se afligió; estaba muy angustiado.

REFLEXIONES.— 1. Cada golpe sobre otros por su pecado, debería ser una advertencia para que nos arrepintamos de los nuestros. 2. Si el quebrantamiento entre la ley quebrantada de un Dios santo y un alma pecadora no es sanado por el Señor Jesucristo, quedará un monumento eterno de la inexorable justicia de Dios sobre el pecador. 3. La obediencia no perdió a su bendito visitante. Dio la bienvenida al arca en su casa, a pesar de los terribles juicios que habían sobrevenido a quienes la trataron irreverentemente. Sabía que si evitaba su pecado, no tenía por qué temer su castigo; y Dios lo recompensó con una notable bendición para él y su casa; de modo que en los tres meses que el arca estuvo con él, todo prosperó.

Nota; (1.) Ninguno jamás perdido por la fidelidad a Dios. La piedad tiene la promesa de la vida que es ahora, así como de la que ha de venir. (2.) Es una bendición vivir bajo el techo de un buen hombre, porque todos los que están a su alrededor son mejores para él. (3.) Toda nuestra prosperidad debe atribuirse a Dios; y cuando añade a todos un corazón agradecido, ¡entonces somos verdaderamente bendecidos!

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