Ver. 23. El cielo será de bronce, y la tierra de hierro , un modo de hablar proverbial, que importa una hambruna grave y generalizada: que los cielos no produzcan más lluvia que si fueran bronce, y la tierra no más fruto que si era hierro. Maimónides observa que el antiguo Zabii enseñó a la gente a adorar los planetas, porque la fecundidad de la tierra, la salud y otras bendiciones dependían de su voluntad y placer. En oposición a lo cual, Moisés enseña a los israelitas que la manera de disfrutar de todas estas bendiciones era adorar al Señor del cielo y de la tierra, el único dador de lluvias y estaciones fructíferas.

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