Ver. 10. Cuando hayas comido, etc. bendecirás al Señor - Los judíos en estas palabras fundamentan uno de sus preceptos positivos, que todos deben bendecir a Dios en sus comidas; un precepto, no más encomiable que razonable: porque ¿qué puede ser más razonable que reconocer con gratitud a Dios, el dador de todo bien? ¿Y qué momento más apropiado para reconocerlo, que cuando su generosidad haya saciado nuestro hambre y saciado nuestra sed? Sobre esta loable y antigua costumbre, que no era peculiar de los judíos, pero que prevalecía entre casi todas las naciones de la tierra, remitimos al lector a la excelente séptima anotación ocasional de Parker sobre el lugar; donde, así como en Antigüedades de Godwin y Lewis, se encontrará un detalle exacto de la costumbre.

Concluimos observando que los turcos y los chinos son puntuales en sus oraciones durante las comidas. ¡Qué vergüenza debe ser para los cristianos ceder ante estos infieles! para sentarse a la mesa y participar de las bendiciones de Dios, sin reconocer nunca con gratitud su bondad, que les da todas las cosas en abundancia para que las disfruten.

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