Y el SEÑOR azotó al pueblo: podría ser resuelto, así el SEÑOR castigó al pueblo, porque habían hecho el becerro que hizo Aarón; un modo de expresión, que los involucra a ellos ya Aarón en la misma culpa; y muestra que los que mandan que se haga una maldad son igualmente criminales que los que la hacen; ver Hechos 1:18 . El samaritano, siríaco, etc. rinden esto, porque adoraron el becerro que hizo Aarón.

REFLEXIONES.— Fue, sin duda, una noche melancólica la que pasó Israel. Llega la mañana y sale Moisés,

1. Amonestar al pueblo de la grandeza de su pecado. Aunque Dios no se había vengado de todos los idólatras, no era que no todos lo merecieran. Si Dios perdonaría al resto, era todavía una posibilidad; y por lo tanto, se sintió profundamente afectado por el sentido de su ingratitud, mientras él se ofrecía una vez más a acercarse a Dios y suplicar por ellos. Nota; (1.) Afectar la conciencia con un sentido de pecado, debe ser la primera labor de los ministros de Dios.

(2.) La expiación que el Salvador ha hecho por el pecado, muestra de la manera más asombrosa su maldad y maldad. (3.) Es nuestro consuelo, que el que ha subido con su propia sangre a la presencia de Dios para hacer expiación, no solo nos da la suerte de esperanza, sino la seguridad de la promesa. (4) Aún es nuestro deber estar esperando en él en oración, para que podamos recibir la expiación.

2. Sube al monte y reza. Confiesa la grandeza del crimen: porque no es atenuando, sino reconociendo nuestra culpa, que podemos esperar misericordia. Pide perdón con todas sus fuerzas; pero, si no puede obtenerlo, ruega caer con ellos, antes que sobrevivir a la angustiosa escena. Nota; El bienestar del Israel de Dios es más querido para los ministros de Dios que toda consideración propia, sí, incluso que su propia vida: están dispuestos a dejar eso por su bien.

3. Dios recibe graciosamente su intercesión y concede su petición, pero con algunas amenazas alarmantes contra los transgresores: no obstante sentirán sus visitaciones.

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