El Señor dijo a Moisés: Yo también haré esto, aunque no podemos suponer que la oración pueda hacer a la Deidad más compasiva o producir un cambio en sus sentimientos; sin embargo, como se ha complacido en suspender la concesión de sus favores a condición de rezar; tenemos la razón más fuerte y el mejor aliento, para seguir infatigables en su uso; e interceder fervientemente por esas bendiciones para nosotros y para los demás, que la bondad ilimitada de Dios siempre está dispuesta a otorgar a quienes sean aptos para recibirlas.

REFLEXIONES.— Moisés aparece ahora ante Dios, suplicando por el pueblo, y prevalece. Ya había obtenido para ellos un respiro de la ira, pero busca la manifestación de la presencia y el favor de Jehová.

1. Tenemos su oración. Como le agradó a Dios emplearlo, suplica su presencia con él: aunque Israel había perdido todo favor, él suplica las expresiones de gracia de Dios para sí mismo, y que puedan aparecer en la concesión de misericordia al pueblo en su intercesión. Él desea la guía divina, ya que es consciente de que nunca podría conducirlos correctamente; e introduce por fin su relación de pacto con Dios. Aunque eran niños rebeldes, insinúa, Dios todavía era un Padre para ellos: no, insiste en la imposibilidad de avanzar, a menos que Dios vaya con ellos; y prefiere morir allí que moverse sin él.

Luego concluye con un argumento extraído de la gloria de Dios para el éxito de su petición; y si el pueblo era indigno, o él mismo no lo merecía, sin embargo, por causa de su propio gran Nombre, él suplica por su Presencia entre ellos, Aprenda, (1.) Sin la guía Divina nunca podríamos encontrar el camino al cielo. (2.) Si alguna vez somos llevados allí, debemos estar en deuda con la intercesión de nuestro amado Redentor, por cuya causa Dios solo puede tener algún respeto por nosotros.

2. La respuesta de Dios. Él concede su petición, promete su presencia y reconoce la eficacia de sus alegatos. Nota; (1.) Cuando Jesús es nuestro Abogado, estamos seguros de prevalecer: no solo se perdonará la culpa, sino que se nos conferirá la gracia y se nos asegurará la gloria. (2.) Nunca fallarán en una respuesta de paz, quienes así, con Moisés, con humilde fe e importunidad, dan a conocer sus peticiones a Dios.

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