Porque temo a Dios. Por más que decir, estoy influenciado por un principio religioso, aunque no lo esperes, en mi lugar y posición; y, tal como está influenciado, no puede ser culpable ni de injusticia ni de crueldad; por lo que los trataré con tanta indulgencia como admitan las sospechas que he alentado, deteniendo sólo a uno de ustedes y dejando que los demás carguen maíz para su casa y verifiquen su propia cuenta de ustedes mismos.

REFLEXIONES.—Poco pensaban los hijos de Jacob quién era este gran hombre. Joseph ahora está olvidado con sus sueños; y si estaba vivo, nunca podrían esperar encontrarlo allí. Pero José los conocía, aunque desconocía; y como hasta ahora, sin duda, la dirección divina le había impedido enviar para informarles de su estado, aún ocultándolo, hará que la realización de sus sueños sea más notable. Su rudo discurso y su imprecación los aterrorizan, pero sus hechos aún más. Sus profundas humillaciones ante él no refrenan su severidad; están atados y confiados a la custodia segura como espías, para que puedan reunirse en la casa de su prisión y arrepentirse de su propia conducta inhumana; mientras que su exculpación también le informó de aquellas circunstancias de su familia, que, sin descubrirse a sí mismo, no podría haber indagado más.

Al cabo de tres días son puestos en libertad, con la condición de traer abajo a su hermano menor, como prueba de su sinceridad; y da la razón de esta clemencia, porque temía a Dios. Nota; (1.) Cuando un hombre teme a Dios, no puede ser despiadado o cruel. (2.) Las providencias duras a menudo van acompañadas de efectos benditos. Las enfermedades obstinadas requieren una medicina fuerte.

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