Los apóstoles, deseosos de que los pobres tuvieran en cuenta su sustento corporal, como también cuidando ellos mismos de dispensar la palabra de Dios, el alimento del alma, nombraron el oficio de diaconía a siete hombres escogidos: de los cuales Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, es uno: quien es tomado de aquellos a quienes él confundió al disputar, y después falsamente acusados ​​de blasfemia contra la ley y el templo.

Anno Domini 34.

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