He aquí, etc.— La primera sección del primer discurso, contenido en este capítulo, es doble: el primer miembro, que explica correctamente los juicios de Dios sobre un pueblo corrupto, se extiende hasta la mitad del versículo 16. El segundo, en el que también se describe el juicio de Dios sobre los enemigos de la iglesia, llega hasta el final del capítulo. La descripción del juicio divino en la primera parte, está contenida en Isaías 24:1 al cual se une un temperamento o alivio de ese juicio, Isaías 24:13 a mediados de 16. El juicio divino, en la última parte, abarca desde Isaías 24:16 al que también se une un alivio del castigo infligido a los enemigos de la iglesia, Isaías 24:21 .

Al describir el juicio de la primera parte hay seis gradaciones, separadas por la interposición de la causa de este juicio, Isaías 24:5 . En la última parte, la causa del juicio se da primero, Isaías 24:16 y luego tres gradaciones, con la última de las cuales se mezcla la causa de este juicio. Vitringa opina que esta profecía, en la carta, se refiere principalmente a los tiempos de los Macabeos; pero, en cuanto a su sentido místico, al tremendo juicio de Dios que se dictará sobre los enemigos de su iglesia, en los últimos tiempos del estado evangélico, o en la apertura del sexto sello. Ver Apocalipsis 6:12. Es dudoso cuándo se pronunció esta profecía; pero de diversas circunstancias podemos concluir que no fue entregado antes de la muerte de Acaz, o el comienzo del reinado de Ezequías.

Si, con Vitringa, referimos esta profecía al tiempo de Antíoco Epífanes, o de los Macabeos, la tierra, o más bien la tierra de la que aquí se habla, debe significar Judea, que, por una confusión total de cosas tanto civiles como eclesiásticas, fue para sufrir un cambio doloroso y repentino, ser devastado, estropeado y privado de sus habitantes, y eso por el juicio inmediato del Señor; y este fue notablemente el caso de la tierra de Judea en los tiempos mencionados. Ver Génesis 1:26 , etc. y Génesis 2:49 . Vitringa traduce el verso,

He aquí, Jehová agota la tierra, y la vacía, y vuelve su rostro, y esparce a sus habitantes.

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