Con sus ropas rasgadas, como muestra de su dolor y asombro, tanto por la blasfemia del Rabsaces como por el temor de la calamidad que se avecinaba. Era habitual, no sólo en los casos de duelo, sino también de blasfemia, rasgar los vestidos: costumbre sin duda de gran antigüedad, y muy adecuada a la reverencia debida a la divina Majestad. Ver Mateo 26:65 y Vitringa.

REFLEXIONES.— 1º, Como esta transacción ha sido tratada en su conjunto, 2 Reyes 18 ; 2 Reyes 19 Reyes 19 y 2 Crónicas 32 serán suficientes aquí algunas observaciones; y podemos observar, [1.] Cuán apropiado es el éxito para embriagar, y la prosperidad para enorgullecer a los hombres. Debido a que las otras ciudades defendidas fueron tomadas, Rabsaces ya considera a Jerusalén como una presa. [2.] Cuando, como Ezequías, nos encontramos en el cumplimiento celoso de nuestro deber, y tal vez esperando bendiciones singulares de Dios, podemos encontrarnos con los conflictos y desalientos más severos, para el ejercicio de nuestra fe, el brillo de nuestra gracias, y el aumento de nuestra gloria.

[3.] El pueblo de Dios puede esperar a veces las amenazas, a veces la burla de los hombres, para intimidarlos y desanimarlos de seguir los buenos caminos del Señor; pero que su corazón se mantenga firme y confíen todavía en él. [4.] Muchos, como el Rabsaces, pretenden tener la comisión del Señor, y se descubrirá que tienen una mentira en su mano derecha.

2o, Con súplica civil las personas designadas por Ezequías para la conferencia con el Rabsaces, le suplican el favor de hablarles en lengua siríaca, ya que su discurso tenía una evidente mala tendencia a desanimar a los que estaban a su alcance: a lo que hace una respuesta tan indecente como insolente; y, dirigiendo su discurso, en el idioma de los judíos, al pueblo de la muralla, con reflexiones blasfemas sobre el Dios de Israel, se esfuerza por difundir un espíritu de motín entre ellos. Pero tienen prohibido responder; y, consternados por la blasfemia, o afligidos por su angustia, los mensajeros regresan al rey y le informan de las palabras de este impío asirio.

Nota; (1.) El lenguaje insolente traiciona un espíritu bajo. (2.) El diablo, como el Rabsaces, insinuaría que es nuestra ventaja servirle; pero sus justas promesas son malas mentiras. (3.) El silencio es a menudo la respuesta más adecuada a las acusaciones. (4) Sería una locura intentar responder a aquellos que son tan irrazonables como malvados. (5.) Es un dolor para el alma misericordiosa, escuchar el nombre de Dios deshonrado.

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