Ver. 25. Entonces Josué hizo un pacto con el pueblo, etc.— Los israelitas, habiendo repetido por tercera vez que estaban resueltos sólo a servir al Señor, y por eso estaban más estrictamente obligados que nunca a obedecerle a él, Josué, a fin de atar, de la manera más indisoluble, aquellos lazos de los que dependía su felicidad, les propone una renovación solemne de la alianza que habían hecho primero por el ministerio de Moisés, y luego por el suyo; en consecuencia, los israelitas juraron rigurosamente adorar solo al Señor y obedecer solo sus leyes; mientras que por su parte, por boca de Josué, Dios promete seguir siendo el protector y benefactor constante de su nación.

La mayoría de los intérpretes opinan, a partir de la última cláusula, que Josué leyó a los israelitas las condiciones y leyes del pacto, al que ellos consintieron. Pero también puede significar que dio a todo lo que se había concertado, toda la fuerza de una ley perpetua y una ordenanza irrevocable, que luego se llamó el pacto de Siquem; ya que allí los israelitas habían renovado su profesión de apego inviolable al Señor.

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