Ahora, por tanto, con todas estas bendiciones y misericordiosas bondades en mente, teme al Señor y sírvele con sinceridad y verdad, sin toda pretensión y devoción fingida, porque toda hipocresía y piedad falsa es abominación a los ojos del Señor; y aparta a los dioses a los que sirvieron tus padres al otro lado del diluvio, en Mesopotamia y en Egipto, porque todavía se encontraba entre el pueblo la superstición pagana e idólatra, aunque no en su forma burda, Levítico 17:7 ; y servid al Señor.

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