Los dioses. Algunos aún conservaban en sus corazones un afecto por estos ídolos, aunque en privado; (Calmet) para que Josué no pudiera condenarlos, ni llevarlos a condonar el castigo; como sin duda lo habrían hecho él, y Moisés antes que él, si hubieran sido informados de cualquier acto manifiesto de idolatría. Amós (v. 26) dice : Llevaste un tabernáculo de tu Moloc y la imagen de tus ídolos, etc., lo cual es confirmado por Ezequiel xxiii.

3, 8. y Hechos vii. 42. Por estos actos, muchas de las personas fueron castigadas (Números xxv. 3, 9) y el resto se convirtió sinceramente o se ocupó de ocultar su impiedad hasta después de la muerte de Josué. Sin embargo, la inclinación secreta de muchos seguía siendo corrupta; y apenas encontraron una oportunidad adecuada, recayeron repetidamente en la adoración de ídolos, razón por la cual los profetas representan su carácter criminal desde su juventud.

(Haydock) --- San Agustín (q. 29,) no puede pensar que la gente, que a menudo es alabada por su fidelidad durante la administración de Josué y de los antiguos, (cap. Xxii. 2. y xxiii. 3, 8. y xxiv. 31,) y quienes habían testificado tal celo contra toda apariencia de idolatría en Rubén, (cap. Xxii.) Deberían estar ellos mismos infectados con este veneno mortal. Por lo tanto, supone que Josué los exhorta a que se arrepientan, si alguno de ellos hubiera conservado una predilección por el culto de sus antepasados ​​en Mesopotamia y en Egipto (Calmet), lo cual, según la luz profética, dice, era secretamente el caso.

(Worthington) --- Sin embargo, aunque la gran mayoría estaba libre de este crimen, parece que muchos ocultaron a sus líderes su apego secreto a él, ver. 23; (Calmet) o si fueron sinceros, por un tiempo, sus antiguos malos hábitos pronto ganaron ascendencia, y los involucraron en la perdición. (Haydock) --- Padres. No exime a Abraham, y los judíos reconocen que una vez fue un idólatra, que es la opinión de S.

Ephrem, del autor de los Reconocimientos, B. i., Y de muchos modernos; algunos de los cuales piensan que San Pablo le da el epíteto de impío, o impío, por ese motivo, Romanos iv. 5. La idolatría de los hebreos en Egipto no es menos cierta que la de sus antepasados ​​en Mesopotamia, Ezequiel xxiii. 2, 8, 27. (Calmet)

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