Cristo reprende la ceguera de los fariseos acerca de la observancia del sábado, por las Escrituras, la razón y el milagro: escoge a doce apóstoles; sana a los enfermos; predica a sus discípulos delante del pueblo, pronunciando bendiciones y ayes: cómo debemos amar a nuestros enemigos; y une la obediencia de las buenas obras al oído de la palabra, no sea que en el día malo de la tentación caigamos como una casa edificada sobre la faz de la tierra sin ningún fundamento.

Anno Domini 31.

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