Ahora bien, cuando Juan había escuchado, etc. Beausobre y Lenfant, con algunos otros, piensan que Juan estaba tan desanimado por su propio largo encarcelamiento, que él mismo comenzó a dudar si Jesús mismo era el Mesías; y con agrado a esto supone, que cuando nuestro Señor dice, feliz es el que no se ofende en mí, lo quiso decir como una advertencia a Juan de que debe estar en guardia contra una tentación tan peligrosa. Pero, considerando la clara evidencia que Juan había recibido antes mediante una señal milagrosa del cielo, y los testimonios expresos y repetidos que él mismo había dado a Jesús, no puedo imaginar que esto haya sido posible; especialmente cuando previó y predijo que él mismo sería rápidamente dejado a un lado. Juan 3:30 . Pero sus discípulos muy probablemente podrían sentirse ofendidosen esta circunstancia, así como en la libertad de la conversación de Cristo, tan diferente de la austeridad utilizada entre ellos; y, por tanto, podría considerar necesario ponerlos en el camino de una mayor satisfacción; por no decir que Juan pudiera haberse sentido incómodo por la reserva que Cristo mantenía, y que pudiera pensar que estaría de acuerdo con el buen diseño de su propio cargo instar así a una declaración más expresa.

Esto parece una solución fácil y natural a la dificultad derivada de este evento. Algunos escritores, sin embargo, y los más distinguidos, tienen sentimientos diferentes. Bell, en su tratado sobre la misión divina de Juan el Bautista y el Señor Jesucristo, parte 3: secc. 8 ha demostrado que este mensaje extraordinario, visto en toda su luz, nos proporciona una de las pruebas circunstanciales más satisfactorias de la integridad y el carácter divino del Señor Jesús, y de la verdad de la misión del Bautista, que ofrece el evangelio: y si podemos señalar los motivos particulares que realmente indujeron al verdadero Elías a enviar a sus discípulos con tal mensaje al verdadero Mesías, o no, es una pregunta sin importancia real, sin embargo, podría satisfacer nuestra curiosidad poder resolver la pregunta; ya que, mientras tanto, parece muy claro, que tal mensaje no podría haber sido enviado de ningún modo por Juan a Jesús, si en realidad no hubieran sido mejores que impostores. Ver la nota enMateo 11:4 . El lector encontrará más información sobre este tema en los Discursos de Jortin, p. 196. Bishop Atterbury's, vol. 3: pág. 35 y Serm del Arzobispo Tillotson. 11

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