Números 25:1,2

Israel se quedó en Sitim, etc. — Un lugar en las llanuras de Moab, donde estaban antes de acampar. Se llama Abel-Shittim, cap. Números 33:49 es decir, el lamento de Sitim; probablemente debido al luto por los 24.000 que murieron aquí a causa de la plaga, Números 25:9 . Esta fue la última estación que hicieron los israelitas mientras permanecieron en el desierto; porque de este lugar Josué los sacó, después de la muerte de Moisés, al Jordán, de donde pasaron a Gilgal, Josué 3:1 ; Josué 4:19 . Por tanto, se les advierte que recuerden "lo que Balac consultó y lo que Balaam le respondió, desde Sitim hasta Gilgal,para que conozcan la justicia del Señor, " Miqueas 6:5 , es decir, para que conozcan la bondad de Dios para con ellos, al convertir la maldición intencionada de Balaam en una bendición".

Pero lo que todos los encantamientos y adivinaciones de Balaam no pudieron lograr, sucedió por la rebelión de los israelitas. Aquí fue donde los reyes de Moab y Madián pusieron en práctica el consejo que les dio Balaam. Les aconsejó que pensaran en llevar a los israelitas a alguna ofensa atroz contra su Dios; aseguró que no había forma posible de obtener una ventaja sobre Israel, a menos que primero pudieran ser arrastrados al pecado, para que se pudiera abrir una brecha entre Dios y ellos. Se trataba de una especie de política maquiavélica, astuta y profunda, pero maldita y diabólica. Este proyecto, en gran medida, tuvo éxito: las hijas de Moab y de Madián ( Números 25:6 ; Números 25:17.) entabló correspondencia con los israelitas, y pronto los convenció de que había encantos más peligrosos que los de la magia: se poseían de su corazón y de su alma; los invitaron a los sacrificios de sus dioses, e hicieron de este el precio de su infame sumisión. Los israelitas cayeron en la trampa; ofrecieron su homenaje, sin escrúpulos, a los dioses de aquellas mujeres a las que ellos mismos idolatraban; comieron y se postraron ante sus dioses. Ver el cap. Números 31:16 .