Y no entraré en la ciudad, y no vendré como enemigo. Houbigant lo traduce, Ni he venido pronto para apartarme de ti: y supone que el contraste en esta cláusula y la anterior es entre un habitante y un viajero de paso. El obispo Lowth lo traduce, después de San Jerónimo, aunque no habito en ciudades: "No soy uno de los que habitan en ciudades, que viven de acuerdo con las leyes humanas; que consideran que la crueldad es justicia". Castalio sigue a San Jerónimo. Esta frase es paralela y, sinónimo de no soy un hombre. El futuro אבוא abo, tiene un poder frecuentativo: ver Salmo 3:8 .

No estoy acostumbrado a entrar ni a habitar; No soy habitante de una ciudad. Hay un contraste muy elegante en cada miembro de la oración: soy Dios, y no hombre; hay un aumento del sentido en la siguiente oración, y el contraste es variado: "Yo soy tu Dios, que habito contigo; pero de una manera peculiar y extraordinaria, de ninguna manera similar a la de la humanidad". Nada puede ser más sencillo y elegante.

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