Los proverbios de Salomón - Aquí comienza correctamente el libro de Proverbios: Lo que ha ido antes es una especie de prefacio o introducción a la obra. Salomón ha exhortado a su discípulo al estudio de la sabiduría, por los motivos más interesantes; la belleza, la utilidad, la necesidad de sabiduría. Le ha mostrado los peligros que corren quienes lo descuidan: le ha advertido contra el libertinaje y el libertinaje. Después de esto, llega a las sentencias morales que fueron su diseño principal. Consulte la nota introductoria de este libro.

Hay una gran variedad en estas oraciones; que generalmente se administran como antítesis; es decir, comparar opuestos unos con otros. No cabe esperar una gran conexión en ellos; su instrucción es variada y extensa, y casi cada versículo es una lección en sí mismo. El obispo Hall se ha esforzado mucho en digerir y metodizar estos proverbios, lo que ha hecho bajo los encabezados de la ética, la política y la economía. Ver el primer volumen de sus obras, p. 181.

El hijo sabio alegra al padre - Esta primera frase no parece haber sido expresada casualmente al principio de las demás; porque nada contribuye tanto a la felicidad de la humanidad como una preocupación religiosa por la educación de los niños; que aquí se amonesta a los padres a atender, si desean que sus hijos no les resulte una pena y vergüenza. Lord Bacon piensa que la alegría y la tristeza que sienten los padres y las madres, según sus hijos sean buenos o malos, son aquí tan precisamente distinguidas por Salomón, que representaría a un hijo sabio y bien gobernado, para ser principalmente un consuelo.al padre, que conoce mejor el valor de la sabiduría quizás que la madre (que cuentan los hebreos también de este asunto), y por tanto se regocija más por la bondad de su hijo; lo cual no sólo comprende mejor, sino que quizás se ha preocupado tanto por su educación, que los buenos frutos de ella le dan una alegría mayor que la que le pueden hacer a la madre.

Ella, por otro lado, está más afligida e incómoda por la calamidad del hijo; tanto porque el cariño de una madre es más suave y tierno, como quizás porque ella puede ser consciente de que con demasiada indulgencia ha manchado y corrompido sus tiernos años. Ver Avance del aprendizaje, libro 8: cap. 2.

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