La memoria de los justos es bendita —observa Eusebio, que Platón ha trasladado esta observación a su séptimo libro de leyes; sobre lo cual Lord Bacon hace las siguientes observaciones en el lugar citado; "Que el nombre de los hombres buenos, después que se apaga la envidia, que brotó la flor de su fama mientras estaban vivos, pronto brota y florece, y sus alabanzas generalmente aumentan en fuerza y ​​vigor; pero para los hombres perversos, aunque su fama, gracias al favor parcial de los amigos y de los hombres de su propia facción, puede durar un poco de tiempo, no mucho tiempo después surge un aborrecimiento de su nombre; y al fin esas alabanzas que se desvanecen terminan en la infamia y, como los cuerpos que se pudren, mueren. en un olor asqueroso y repugnante ".

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