El que tarda en airarse, etc.— Si consideramos la paciencia sólo como una virtud moral, o como una graciosa sobriedad y temperamento para dominar y regular nuestros afectos y pasiones, como una ausencia de esa ira, rabia y furia, que normalmente transporta en ocasiones triviales, no podíamos dejar de reconocer la gran ventaja que los hombres tienen por ello. Salomón exige esto para hacerse sabio: El lento para la ira, dice, es de gran entendimiento;y, en verdad, no hay nada que corrompa, destruya y enamore tanto el entendimiento como la ira y la pasión; en la medida en que los hombres de partes muy indiferentes, por la ventaja del temperamento y la compostura, son mucho más sabios y más aptos para grandes acciones, y generalmente son más prósperos que los hombres de partes más sutiles y sublimes, de más rapidez y fantasía, con la calidez y choler que muchas veces asisten a esas composiciones.

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