Porque no tendré más piedad, etc. - Es una observación que merece atención, que los profetas que representan a dos personas, el Verbo o el Mesías, y ellos mismos, en los mismos discursos, a veces hablarán de sí mismos, y en otras tiempos en el carácter que se les ordena asumir; de estos innumerables casos podrían darse: desde el comienzo de este versículo, hasta que el profeta toma su cayado, él representa y habla en la persona del Mesías, cuya conducta se describe aquí figurativamente.

En la mano de su vecino, se refiere a las guerras civiles, y su rey al emperador romano. Estas cosas sucedieron juntas en el último sitio de Jerusalén, cuando los judíos se destruyeron y asesinaron mutuamente, mientras que los romanos sitiaron su ciudad. Véase el segundo argumento de Sharpe, pág. 351 y Houbigant.

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