Los destructores de Jerusalén destruyeron. La venida de Cristo y las gracias de su reino. La plaga de los enemigos de Jerusalén. Un remanente se volverá al Señor, y su botín será santo.

Antes de Cristo 517.

ESTE capítulo continúa para predecir un sitio, en el cual Jerusalén será tomada y saqueada, y la mitad de sus habitantes llevada al cautiverio, mientras que el resto podrá mantenerse firme. En esta situación crítica serán aliviados por el brazo del poder divino, que se ejercitará maravillosamente en su favor, y serán atendidos con las más benéficas consecuencias; como las aguas vivas que salen de Jerusalén; el nombre y la majestad del Dios verdadero reconocidos en toda la tierra; y todo el restablecimiento de Jerusalén en condiciones de seguridad.

Mientras tanto, los invasores hostiles, debilitados por la enfermedad, sumidos en la confusión y peleándose unos a otros, se entregarán a sí mismos y a su riqueza como una conquista fácil a los judíos asaltantes. Después de esto, todas las cosas en Judá y Jerusalén, desde el menor hasta el mayor, de allí en adelante serán tenidas por santas. Tales son los grandes bosquejos de esta extraordinaria profecía; para llenar lo que con alguna certeza tolerable, será necesario, quizás, esperar los tiempos de su realización.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad