Y Saúl miró a David. - Desde la hora en que el rey escuchó el canto del pueblo en honor al joven héroe, en la mente disgustada de Saúl se alternó el odio con el amor. Aún en su corazón anhelaba la presencia del único ser humano que pudiera encantar su melancolía cada vez mayor, pero temía con feroces celos la creciente influencia del hombre ganador y talentoso que había sacado de los apriscos; y ahora, a través del resto de los registros de este libro, veremos cómo el odio oscureció gradualmente el antiguo amor. Todos nuestros recuerdos de Saúl parecen estar ligados a su persecución asesina de David durante toda su vida.

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