El Señor hirió a Nabal. - Es decir, que pasados ​​diez días el Señor puso fin a la vida vil con un segundo ataque de apoplejía. Aunque la muerte fue una secuela del egoísmo, la pasión y la intemperancia, no parece que nada más que la operación de causas naturales ocasionó el final aquí. En el lenguaje de estos antiguos escritores de inspiración divina, a menudo se habla de enfermedad y dolencia como los “ejes” especiales que apunta el Altísimo, como de hecho lo son.

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