Y Abigail vino a Nabal; y he aquí, aunque había sido demasiado tacaño para compartir con David y sus hombres, celebró una fiesta en su casa, como la fiesta de un rey, con todo su lujo y suntuosidad; y el corazón de Nabal estaba alegre dentro de él, a causa de la rica fiesta, porque estaba muy borracho, intoxicado hasta tal punto que no se dio cuenta de nada fuera de su propio placer; por tanto, ella no le dijo nada, menos o más, ni una palabra, hasta la luz de la mañana.

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