Cuando la abrió. - La princesa abrió el arca ella misma, quizás sospechando lo que había dentro, quizás por mera curiosidad.

El bebé (mejor dicho, el niño ) lloró. Por hambre, frío o quizás malestar general. Un arca de juncos no podía ser una cuna muy agradable.

Ella tuvo compasión de él. - Las lágrimas del bebé la conmovieron; y su compasión la impulsó a salvarlo. Debió haber mostrado alguna señal de su intención, tal vez sacando al niño del arca y acariciándola, antes de que Miriam se hubiera atrevido a hacer su sugerencia. (Vea el siguiente versículo).

Este es uno de los hijos de los hebreos. - Las circunstancias hablaron por sí solas. Ninguna madre hubiera expuesto a un “niño tan bueno” ( Éxodo 2:2 ) a una muerte tan triste, sin una con quien fuera una necesidad.

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