(22-24) La conducta de Aarón realmente no tuvo excusa; pero intenta dos alegaciones: la primera insuficiente, la segunda falsa y fatua. (1) El pueblo lo obligó; estaban "empeñados en hacer travesuras"; Hicieron la propuesta, así lo harían. (2) Echó el oro al horno y “salió un becerro”, como si no hubiera ordenado la construcción del molde. En Deuteronomio, Moisés nos informa que toda la conducta de Aarón enfureció tanto a Dios que Dios lo habría destruido si no hubiera sido por su propia intercesión ( Deuteronomio 9:20 ).

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