Cada cama en la que se acuesta. - La ley canónica trató con tanta severidad estos casos que interpretaron la impureza comunicada a la cama, y ​​por ende también a su asiento y silla, por el paciente de cinco formas diferentes: de pie, sentado, acostado, colgado o apoyado en eso. El poder contaminante del paciente es tan grande que incluso si la cama, el asiento o la silla de montar están debajo de una piedra, la contamina a través de la piedra con cualquiera de estas acciones. Si se paraba sobre dos camas, poniendo un pie sobre cada una, profanaba ambas.

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