Y Esdras bendijo al Señor. - El libro fue abierto formal y solemnemente a la vista de la gente. Ante esta petición, la multitud se levantó y, después de una doxología ofrecida por Esdras, todos pronunciaron un doble amén, “levantando las manos”, en señal de su más ferviente asentimiento; y luego “con rostros inclinados al suelo”, en señal de adoración.

El gran Dios es la expresión de Nehemías, no la de Esdras; la sentencia utilizada no se informa.

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