II.

(1-23) Da la explicación del extraño enigma del primer capítulo. La miseria doméstica de Oseas y sus hijos con nombres simbólicos desaparecen de la vista, y se representa a Jehová tomando el lenguaje del profeta y pronunciando Su clamor terrible y anhelante sobre Israel, quien le había sido infiel, y quien, por sus idolatrías, había perdido todo derecho a Su pacto de amor.

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