Versículo 26. Jeroboam, hijo de Nabat.  Por el contexto aprendemos que Jeroboam, cuando era joven, fue empleado por Salomón para supervisar las mejoras y los edificios de Millo, y se había distinguido allí de tal manera por su industria y buena conducta que atrajo la atención general, e indujo a Salomón a ponerlo al frente de todos los trabajadores empleados en esa obra, pertenecientes a las tribus de Efraín y Manasés, llamadas aquí la casa de José. Al principio parece que Salomón no empleó a ninguno de los israelitas en ningún trabajo penoso; pero es probable que, a medida que se volvía profano, se volviera tirano y opresivo: y en las obras de Milo cambió su conducta; y allí, con toda probabilidad, se sembraron las semillas del desafecto. Y Jeroboam, siendo un hombre astuto y emprendedor, sabía bien cómo aprovechar el descontento general.

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