Versículo 30. Reparó el altar del Señor.  Había habido un altar de Jehová en ese lugar, llamado, incluso entre los paganos, el altar del Carmelo, probablemente construido en la época de los jueces o, como imaginan los rabinos, por Saúl. Tácito y Suetonio mencionan un altar en el Monte Carmelo, que Vespasiano fue a consultar; no había templo ni estatua, sino simplemente un altar respetable por su antigüedad. "Est Judaeam inter Syriamque Carmelus; ita vocant montem Deumque: nec simulachrum Deo, aut templum situm tradidere majores: aram tantum, et reverentiam". - TACIT. Hist. lib. ii., c. 78. Un sacerdote llamado Basílides ofició en ese altar, y aseguró a Vespasiano que todos sus proyectos serían coronados por el éxito.

Suetonio habla de este propósito: "Apud Judaeam Carmeli Dei oraculum consulentem ita confirmavere sortes, ut quicquid cogitaret volveretque animo quamlibet magnum, id esse proventurum pollicerentur". SUET. in Vespas. cap. 5. El monte, la ausencia de un templo, ninguna imagen, sino un simple altar, muy antiguo, y que era tenido en reverencia a causa de las verdaderas respuestas que se habían dado allí, prueban que éste era originalmente el altar de Jehová: aunque en el tiempo de Vespasiano parece haber sido ocupado por un sacerdote pagano, y dedicado a vanidades mentirosas.

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