Reparó el altar del Señor que estaba derribado. El altar, que el autor sagrado aquí llama el altar del Señor, fue ciertamente uno de los que se construyeron en el tiempo de los jueces y primeros reyes de Israel, cuando, por A falta de un lugar fijo de culto, se permitieron tales estructuras. Tanto Tácito como Suetonio hablan del Dios del Carmelo, a quien Vespasiano fue a consultar cuando estaba en Judea; pero nos dicen que no había ni templo ni estatua en la montaña, excepto un solo altar, sencillo, pero venerable por su antigüedad.

El altar del Carmelo parece haber tenido su original del altar del Dios verdadero, que los antiguos hebreos erigieron primero y Elías reparó después; y que incluso los paganos tenían tal veneración, que cuando llegaban a ser dueños del país, ni siquiera colocaban una imagen junto a él.

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