Y vino Elías a todo el pueblo, que estaba reunido en un lugar conveniente en las laderas sureste del monte Carmelo, y dijo: ¿Hasta cuándo os detuvisteis entre dos opiniones, siendo de doble ánimo, tratando de armonizar la adoración de Jehová y eso? de Baal? Si el Señor es Dios, síguelo; pero si es Baal, síguelo. Este mismo argumento es aplicable a las tendencias unionistas de nuestros días, sin importar en qué conexión surjan, porque todos esos esfuerzos por armonizar la verdad y la falsedad son una abominación para el Señor. Y la gente no le respondió una palabra, su silencio concedía el antagonismo real entre las dos religiones.

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