Versículo 30. Porque las naves de Quitim vendrán contra él. Se sabe que Chittim significa el imperio romano. Antíoco, estando ya en plena marcha para sitiar Alejandría, y a menos de siete millas de esa ciudad, oyó que habían llegado allí barcos procedentes de Roma, con legados del senado. Fue a saludarlos. Le entregaron las cartas del senado, en las que se le ordenaba, so pena del disgusto del pueblo romano, que pusiera fin a la guerra contra sus sobrinos. Antíoco dijo que iría a consultar a sus amigos, a lo que Popilio, uno de los legados, tomó su bastón, y al instante trazó un círculo alrededor de Antíoco en la arena donde se encontraba, y le ordenó que no pasara de ese círculo hasta que hubiera dado una respuesta definitiva. Antíoco, intimidado, dijo que haría lo que le ordenara el senado, y pocos días después emprendió la marcha y regresó a Siria. Así lo confirman Polibio, Livio, Velleio, Paterculo, Valerio Máximo y Justino.

Por lo tanto se afligirá. "Afligido y gimiendo", dice Polibio; mortificado, humillado y decepcionado.

Se indignará contra el santo pacto. Porque descargó su ira contra los judíos; y envió a su general, Apolonio, con veintidós mil hombres contra Jerusalén, saqueó e incendió la ciudad, derribó las casas alrededor de ella, mató a gran parte de la gente, y construyó un castillo en una eminencia que dominaba el templo, y mató a multitudes de los pobres que habían subido a adorar, contaminó todos los lugares, de modo que el servicio del templo fue totalmente abandonado, y todo el pueblo huyó de la ciudad. Y cuando regresó a Antioquía publicó un decreto para que todos se conformaran al culto griego; y el culto judío fue totalmente abrogado, y el templo mismo consagrado a Júpiter Olimpo. ¡Cuán grande debía ser la maldad del pueblo cuando Dios pudo tolerar esto!

En la tramitación de estos asuntos tenía información con los que abandonan la santa alianza; con el malvado sumo sacerdote Menelao; y con los judíos apóstatas unidos a él, que daban de vez en cuando tal información a Antíoco que le excitaba contra Jerusalén, el templo y el pueblo. Véase 1Mac 1:41, 62; 2Mac 6:1-9; confirmado por Josefo, Guerra, libro i. cap. 1, s. 1. 1, s. 1. La reflexión final de Bp. Newton aquí es excelente:-

"Tal vez convenga detenerse un poco aquí y reflexionar sobre lo particular y circunstancial que es esta profecía, relativa a Egipto y Siria, desde la muerte de Alejandro hasta la época de Antíoco Epífanes. No se encuentra un relato tan conciso, exhaustivo y regular de sus reyes y asuntos en ningún autor de aquellos tiempos. La profecía es realmente más perfecta que cualquier historia, y es tan maravillosamente exacta, no sólo hasta el tiempo de Antíoco Epífanes, sino igualmente más allá de ese tiempo, que podemos concluir en las palabras del escritor inspirado: 'Nadie podría declarar así los tiempos y las estaciones, sino aquel que los tiene en su poder'.

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