Versículo 31. Y las armas se levantarán de su parte. Después de Antíoco, las armas, es decir, los romanos, se levantarán: porque las armas en esta profecía denotan siempre poder militar; y levantarse, el poder en actividad y conquista. Tanto Sir Isaac Newton como Bp. Newton están de acuerdo en que lo que sigue se refiere a los romanos. Hasta ahora Daniel ha descrito las acciones de los reyes del norte y del sur, la de los reyes de Siria y Egipto; pero, a la conquista de Macedonia por los romanos, ha dejado de describir las acciones de los griegos, y ha comenzado a describir las de los romanos en Grecia, que conquistaron Macedonia, Ilirico y Epiro, en el año 580 de la era de Nabonasar. Treinta y cinco años después, por voluntad de Atalo, heredaron toda Asia al oeste del monte Tauro; sesenta y cinco años después conquistaron el reino de Siria y lo redujeron a provincia; y treinta y cuatro años después hicieron lo mismo con Egipto. Por todos estos pasos las armas romanas se alzaron sobre los griegos; y después de noventa y cinco años más, haciendo la guerra a los judíos, contaminaron el santuario de la fuerza, el templo, (llamado así a causa de sus fortificaciones,) y quitaron el sacrificio diario y colocaron la abominación desoladora, o del desolador; pues que esta abominación fue colocada así después del tiempo de Cristo, aparece en Mateo 24:15 .

En el año dieciséis del emperador Adriano, 132 d.C., colocaron esta abominación construyendo un templo a Júpiter Capitolino, donde estaba el templo de Dios en Jerusalén; por lo cual los judíos, bajo Barchocab, se levantaron contra los romanos. Pero en esta guerra fueron demolidas cincuenta ciudades, novecientos cincuenta de sus mejores pueblos fueron destruidos, y ochenta mil hombres fueron muertos a espada; y al final de la guerra, 136 d.C., fue desterrada Judea bajo pena de muerte; y desde entonces la tierra quedó desolada. Ver Observaciones sobre Daniel, y Bp. Newton sobre las Profecías.

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