Y se levantarán brazos de su parte, y contaminarán el santuario de la fortaleza, y quitarán el continuo [sacrificio], y pondrán la abominación desoladora.

Ver. 31. Y armas estarán de su parte, ] es decir, los príncipes y comandantes de Antíoco, a quienes envió para saquear Jerusalén; como Felipe el Frigio, Andrónico, Apolonio, Báquides, etc., que causaron estragos en el pueblo de Dios y se deleitaron con sus ruinas.

Y pondrán la abominación desoladora. ] El abominable ídolo de Júpiter Olympius. Lo mismo se hizo aquí en Inglaterra en aquellos tiempos marianos, de aborrecible recuerdo, que no duró más que los de Antíoco, es decir, cinco o seis años.

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