Verso Éxodo 33:9. La columna nublada descendió.  Esta misma circunstancia excluía la posibilidad de engaño. La nube que descendía en esos momentos, y en ningún otro, era una prueba plena de que era milagrosa, y una prenda de la presencia divina. Estaba más allá del poder del arte humano falsificar tal aparición; y obsérvese que todo el pueblo lo vio, Éxodo 33:10. ¡Cuántas pruebas indudables e irrefragables de su propia autenticidad y origen divino contiene el Pentateuco!

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