CAPÍTULO VI

Jeremías, en el espíritu de la profecía, viendo a los caldeos

en marcha, ordena a su pueblo que haga las señales

de angustia, y difundan la alarma general para emprender la

huida, 1.

Luego, mediante una hermosa alusión a la costumbre de los 

pastores trasladando sus rebaños a los pastos más ricos, Jerusalén es

como un lugar consagrado a ser devorado o pisoteado por los ejércitos

de los caldeos, que se levantan contra ella y cuyo ardor e impaciencia 

grandes que los soldados, cuando llegan alanochecer, lamentan no tener 

mas dia, y desean comenzar el ataque sin esperar la luz de la

mañana, 2-5.

Se representa entonces a Dios animando y dirigiendo a los

asediadores contra esta ciudad culpable, que pecaba tan incesantemente

como mana una fuente, 6, 7,

aunque advertida de la fatal consecuencia, 8.

Insinúa también, por medio de la recogida de las uvas, que una

invasión se llevaría los restos de otra, hasta que su

desobediencia, hipocresía y otros pecados terminaran en su

destrucción total, 9-15.

Y para mostrar que Dios es claro cuando juzga, menciona el

haberles amonestado y advertido en vano, y llama al mundo

para que sea testigo de la equidad de sus procedimientos, 16-18,

al castigar a este pueblo perverso e hipócrita, 19, 20,

por el ministerio de los crueles caldeos, 21-23.

Sobre esto se introduce un coro de judíos que expresan sus temores

y alarma, 24, 25;

a lo que el profeta responde con un eco lleno de simpatía y

ternura, 26.

Los versículos finales, mediante metáforas tomadas del proceso

de refinar el oro y la plata, representan todos los métodos

para enmendarlos como totalmente ineficaces, 27-30.

 

NOTAS SOBRE EL CAP. VI

Versículo Jeremias 6:1 . Oh hijos de Benjamín, reuníos para huir. Mientras los ejércitos invasores se acercan rápidamente, el profeta llama a los habitantes de Jerusalén a hacer sonar la alarma, y ​​reunir a todo el pueblo para armarse e ir contra los invasores. Se les llama hijos de Benjamín, porque Jerusalén estaba en la tribu de Benjamín.

Tecoa. Era una ciudad como a doce millas al sur de Jerusalén.

Beth-haccerem. Era el nombre de un pequeño pueblo situado en una eminencia entre Jerusalén y Tecoa. En esto se les ordenó colocar un faro , o encender un gran fuego , que pudiera verse a la distancia, y dar a entender a la gente que un enemigo estaba entrando en la tierra.

Del norte. De Babilonia . Los escitas . - Dahler .

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