Versículo Job 14:5 . Al ver que sus días están determinados. 

El término general de la vida humana está fijado por Dios mismo; en vano son todos los intentos de prolongarla más allá de este término. Se han hecho varios intentos en todas las naciones para encontrar un elixir que expulse todas las semillas de la enfermedad y mantenga a los hombres en continua salud; pero todos estos intentos han fracasado. Basilio, Valentine, Norton, Dastin, Ripley, Sandivogius, Artephius, Geber, Van Helmont, Paracelsus, Philalethes, y varios otros, tanto en Europa como en Asia, han escrito copiosamente sobre el tema, y se han esforzado por demostrar que se puede producir una tintura, por la cual todos los metales imperfectos pueden ser transmutados en perfectos; y un elixir por el cual el cuerpo humano puede mantenerse en un estado de reparación y salud sin fin. Y estos profesan enseñar el método por el cual esta tintura y este elixir pueden ser hechos. Sin embargo, todos ellos están muertos; y muertos, por lo que sabemos, relativamente jóvenes. En efecto, se dice que Artephius vivió noventa años, lo cual es probable; pero algunos de sus insensatos discípulos, para dar crédito a su frívolo oficio, añadieron otra cifra, e hicieron que su edad fuera de novecientos. El hombre puede intentar pasar el límite; y Dios puede, aquí y allá, producir un Thomas Parr, que murió en 1635, con ciento cincuenta y dos años de edad; y un Henry Jenkins, que murió en 1670, con ciento sesenta y nueve años de edad; pero estos son casos raros, y no afectan al término general. Tampoco se puede evitar la muerte. Polvo eres y en polvo te convertirás, es la ley, y eso hará siempre nugatorios todos esos pretendidos tintes y elixires.

Pero, aunque el hombre no pueda traspasar sus límites señalados, puede vivir de tal manera que nunca los alcance; porque la insensatez y la maldad acortan el término de la vida humana; y por eso el salmista dice: Los hombres sanguinarios y engañosos no vivirán la mitad de sus días,  Salmo 55:23 , porque por la indolencia, la intemperancia y las pasiones desordenadas, la vida del hombre se acorta en innumerables casos. No debemos entender los límites como aplicados a los individuos, sino a la raza en general. Tal vez no haya ningún caso en el que Dios haya determinado de manera absoluta que la edad del hombre sea tan larga, y no sea ni más ni menos. La suposición contraria implica innumerables absurdos.

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