Verso 49. Vuestros padres comieron el maná, y están muertos... Ese pan no conservó sus cuerpos con vida, ni les dio derecho a la vida eterna; pero los que reciban mi salvación, no sólo resucitarán en el último día, sino que heredarán la vida eterna. Los propios judíos opinaban que sus padres, que perecieron en el desierto, nunca tendrían resurrección. Nuestro Señor los lleva a su propio terreno: Vosotros reconocéis que vuestros padres que cayeron en el desierto no tendrán nunca resurrección, y sin embargo comieron del maná: por tanto, ese maná no es el pan que preserva para la vida eterna, según vuestra propia concesión.

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