Verso Lucas 18:43. Y todo el pueblo - dio: alabanza a Dios... Vieron el dedo de Dios en lo que se hizo; y le dieron la alabanza que se debía a su nombre. Los fariseos no vieron, o no quisieron reconocerlo. El pueblo llano suele ser mejor juez de la obra de Dios que los propios doctores. Son más sencillos, no se envanecen con el orgullo de la erudición y están menos expuestos a ser deformados por los prejuicios o el interés propio. Dichosos los ciegos espirituales a los que Cristo ha dado ojos para conocerlo, pies para seguirlo, lengua para alabarlo y corazón para amarlo. Una verdadera conversión, que no se contradice, sino que va seguida de una vida edificante, da a conocer la majestad y el poder de Dios de una manera más eminente que los mayores milagros externos. Quesnel.

Para un uso práctico de los temas principales de este capítulo, véanse los lugares paralelos en Mateo y Marcos. ¿Cómo seré justificado? es una pregunta muy importante, a la que la parábola del fariseo y el publicano responde muy claramente. La conciencia profunda del pecado, la humillación del corazón y el refugio por la fe en la gran expiación, es el camino, y el único camino. Incluso los peores transgresores, acercándose así a Dios, son aceptados. Bendita noticia para los pecadores arrepentidos. - porque aunque no puedan jactarse de una justicia igual a la de los escribas y fariseos, descubren que, viniendo como el publicano, pueden ser justificados gratuitamente, por medio de la sangre de la cruz, de todas las cosas de las que no podían ser justificados por la ley de Moisés. Si esto es así, ¡cómo escaparán los que descuidan una SALVACIÓN tan GRANDE!

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