Verso 27. Ninguno de ellos fue limpiado...  Este versículo debe entenderse como el 26; pues Naamán, siendo sirio, no era leproso en Israel.

El significado de estos versículos es que Dios dispensa sus beneficios cuando, donde y a quien le plazca. Ninguna persona puede quejarse de su conducta en estos aspectos, porque ninguna persona merece ningún bien de su mano. Dios nunca castiga a nadie más que a los que lo merecen; pero bendice incesantemente a los que no lo merecen. La razón es evidente: la justicia depende de ciertas reglas; pero la beneficencia es libre. La beneficencia puede bendecir tanto a los buenos como a los malos; la justicia sólo puede castigar a estos últimos. Los que no hacen esta distinción deben tener una noción muy confusa de la conducta de la Divina Providencia entre los hombres.

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