8. JUDÁ CONTRA JERUSALÉN

Zacarías 12:1

Un título, aunque probablemente de fecha posterior al texto, introduce con el comienzo del capítulo 12 un oráculo claramente de circunstancias diferentes a las del capítulo s anterior. Las naciones, no particularizadas como han sido, se reúnen para el sitio de Jerusalén y, muy singularmente, Judá se reúne con ellas contra su propia capital. Pero Dios hace de la ciudad una de esas grandes piedras, profundamente incrustadas, que los labradores intentan arrancar de sus campos, pero desgarra y hiere las manos de quienes la quitan.

Además, Dios golpea con pánico a todos los sitiadores, excepto a Judá, quien, al abrir los ojos, percibe que Dios está con Jerusalén y se vuelve en su ayuda. Jerusalén permanece en su lugar; pero la gloria de la victoria es primeramente de Judá, para que la casa de David no tenga demasiada fama ni se gloríe en las regiones rurales. El escritor sin duda alude a algún cisma temporal entre la capital y el país provocado por la arrogancia del primero.

Pero no tenemos forma de saber cuándo ocurrió esto. A menudo debe haber sido inminente en los días anteriores y especialmente después del exilio, cuando Jerusalén había absorbido todos los privilegios religiosos y la influencia de la nación. El idioma es indudablemente tardío.

La figura de Jerusalén como una roca, profundamente asentada en el suelo, que desgarra las manos que buscan removerla, es un resumen muy verdadero y expresivo de la historia de los ataques paganos sobre ella. Hasta que ella misma fue desgarrada por disensiones internas, y los romanos finalmente lograron soltarla, permaneció plantada en su propio sitio. Esto fue muy cierto en todo el período griego. Seléucidas y Ptolomeos por igual se hirieron sobre ella. Pero, ¿en qué período indujo alguno de ellos a Judá a tomar parte en su contra? No en el Maccabean.

Oráculo de la Palabra de Jehová sobre Israel.

"Oráculo de Jehová, que extendió los cielos y fundó la tierra, y formó el espíritu del hombre dentro de él: He aquí, estoy a punto de hacer de Jerusalén una copa de tambaleo para todos los pueblos circundantes, y aun Judá estará en el asedio Y sucederá en aquel día que haré de Jerusalén una piedra para que la levanten todos los pueblos —todos los que la levanten se hieren— y se juntarán contra ella todas las naciones de la tierra.

En ese día-oráculo de Jehová-heriré a todo caballo con pánico, ya sus jinetes con locura; pero en cuanto a la casa de Judá, abriré sus ojos, aunque a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera. Entonces los jefes de Judá dirán en su corazón los habitantes de Jerusalén por medio de Jehová de los ejércitos su Dios. En aquel día haré de los distritos de Judá como olla de fuego entre maderas y como antorcha entre gavillas, de modo que devorarán a diestra y siniestra a todos los pueblos de alrededor, pero Jerusalén aún habitará en su propio lugar. Y Jehová dará primero la victoria a las tiendas de Judá, para que la fama de la casa de David y la fama de los habitantes de Jerusalén no sea demasiado grande en comparación con Judá. "

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